No van a cambiar el mundo
mis versos.
Para qué lo vamos a negar:
¿Quién va a leerlos?
¿Quién va a pararse a analizar
lo mucho o poco de verdad
que habita en ellos?
No soy ejemplo de bondad,
ni de saber de nada,
y no pretendo gustar,
ni convencer ni aleccionar.
Yo solo intento compartir
los sentimientos
que me empujan a escribir.
Que no es mi voz,
sino la de ellos.
Que yo me dejo utilizar.
Y como siento,
cuento.