Bagatela.
Si tú no existieras en mi vida, mi vida no existiría en ninguna. Sólo contigo soy como soy y sin miedo a serlo.
Por ti corro hacia el fuego sin temor a arder en brasas y sin miedo a hallar cenizas cuando ya no quede nada.
Soy tuyo y lo sabes, y lo sabes tanto tú como lo saben tus manos y las tímidas caricias que en tu cuerpo me has grabado.
He de acariciarte, por todas partes y por todos los lugares, acariciarte como el viento a las nubes celestiales.
Por ti abre la sonrisa de la más amada luna y por ti un coro de estrellas abre en horas muy nocturnas.
Todo lo que en ti viene, llega a mis ojos como traído del mismo cielo y, a la vez, del propio infierno.
Cuando llegues a mí, nunca habrá habido en este mundo un cuerpo más amado que el que yo encienda en el tuyo.
Te haré el amor y nunca un beso ha de cansarse: No podría dejar de amarte ni dejar que no me amases.
Lo que yo sé lo sabrá el mundo y aquel beso que arda en flores cuando en ti me vea desnudo.
Si tú no existieras en mi vida, mi vida no existiría en ninguna. Sólo contigo soy como soy y sin miedo a serlo.
Por ti corro hacia el cielo sin temor a las alturas y sin miedo a los infiernos de las horas más nocturnas.
Soy tuyo y lo sabes, y lo sabes tanto tú como lo sabe el silencio en el beso que nos damos sin juntarnos cuerpo a cuerpo.
A Claudia Jara.