alupego (Ángel L. Pérez)

CUANDO LA NOCHE LA PREÑA

 

La parca viaja con el.
Como la sombra camina,
junto al cuerpo de por vida.
El tiempo la modifica,
Con los años devorando,
la materia que la guía.

Los recuerdos aparecen.
Ladinamente se ocultan.
Aparentemente muertos,
renacen de las cenizas.
Cual idea en el pensamiento,
que surge como una chispa.

Se extravía la razón.
Cuando las voces se oyen,
perdidas en un rincón.
Como un negro diapasón,
va alterando los sonidos,
según sea su posición.
Cambia el sabio de opinión,
y la vida se recrea.

Tibios los ojos se tornan.
Mientras se aclara la sombra,
que proyecta su osamenta.
Adelgazando su forma,
cuando la luz la proyecta.
Sigue su curso la vida,
mientras la voz la interpreta.
Y entre las voces perdidas,
nace el lloro que la obliga.

Llega al centro la codicia.
Que permanece patente.
Como se espesa la niebla,
cuando la noche la preña.
Soterrada e inconsciente.
Se alejan los manantiales,
del origen que los cría.
En su ruidosa alegría.
De la sangre de la tierra,
alimentan su partida.

Una nube marfileña.
Se desplaza contra el viento,
mientras la vida la enseña.
A. L.
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