Alas del llano abierto
que calladas se pliegan
en un nocturno invierno,
mientras un aire frío
se cuela en la sabana;
dos grandes soles
se apagan.
Y se me viene tu mirar
pesado a mis recuerdos,
ese brillo de la vida
mientras se van
tus grandes ojos fijos
bajo las cejas cenizas
que se enlutan,
y la oscuridad profunda
de tus dilatadas pupilas.
Corre, corre ahora
usa el delirio de mi mente,
en el irreal imaginario
de volver a verte a andar,
¡vete ya pequeño!
vete ya,
salta ahora de en mis manos,
de mis tristes manos
que no bastan,
vuela ahora
en mi latido que no alcanza,
conviértete,
una vez más
en la esperanza
que cada mañana
nace al Oriente...
... dos juncos sobre una charca azul se alzan
y escapan al mundo los soles que tienes por ojos,
llanto, dolor, tribulación
que no cesa,
impotentes mis latidos
se apagan contigo.