De repente discurriendo entre mi recetario,
Encontré una droga nueva, una para el diario
Entre la cruel realidad, la realidad cruel de la ciudad…
Llegó esta medicina para toda inmoralidad.
Antes de discernir entre la obsesión y el desinterés,
¿Quién dice que caer es malo por segunda vez?
O tal vez toda la vida si así lo quiero,
Mejor compruebo si esto es algo más que un simple suero.
No necesito autorización para tomarte,
De la mano, o pedir permiso al besarte…
Cuando estoy cayendo demasiado alto,
Cuando vuelo con los pies en el asfalto.