Recuerdo de un gran hombre:
Eduardo de Jesús.
Padre coraje, vencedor de mil batallas.
Padre ternura.
que supiste suavizar mis amarguras.
Evocar tu recuerdo
es para mi como un rezo,
y seguir tu camino,
es mi gran reto.
No, ya no me martirizo con tu muerte,
más bien me reconforta tu recuerdo.
y aunque no me conforma tu partida
siento que tu curas mis heridas.
Eras para mi padre querido,
el tronco de un árbol fuerte, muy fuerte
y mi madre era tu savia , tu esencia de árbol.
Y tú estabas ahí, plantado, al pie del hogar,
cobijándonos con tu sombra.
De tus ramas brotaban los frutos,
con que alimentaste nuestras almas.
padre, quiero abrazarte, pero no solo en sueños
quieo apretarme a tu pecho y decirte :
¡te amo padre y te extraño, tanto, tanto!,
y camino por la vida con tu ejemplo,
del padrenuestro del trabajo