He en encontrado oro, y mira, que ha sido el mejor oro que cualquier humano haya tocado, ni las más ricas manos.
Y este, único, con un brillo que ni el del Vaticano. Es invendible, no hay fortuna que pueda rebajarlo, no hay interés ni cantidad que pueda incentivarlo a tener amo.
No hay nada más que su voluntad e inocencia que lo hace moverse a hacerse distinto. Este no enriquece gobiernos ni le da altivez a los cuerpos, este ensalza el alma y si lo vez tiendes ceder a la calma. Y si es que en verdad no captas, no me queda nada más que aclarar que ese es el oro que guarda tu mirada.