Vestido de belleza y armonía
te adentras fulminante en mis sentidos,
dejándolos absortos y rendidos
al reflejarse en ti la luz del día.
Tus rincones derrochan poesía
entre fustes y arcos suspendidos,
y quedan visitantes sorprendidos
de tu excelsa y genial geometría.
Hermosas, de mocárabes labradas,
salas. Y el, De Daraxa, mirador,
magistráles sus zócalos y arcadas.
Y en el centro con vivo resplandor:
¡Fuente de los Leones! ¡Subyugadas
ya las almas están de tu esplendor!