Un flaco zancudo hambriento
viendo una presa fácil
de una belleza al viento
con esos movimientos grácil.
Revoloteo en su cabeza
para ver donde aterrizar
volando con su destreza
a un monte fue a parar.
Hubo el primer lancetazo
justo en pleno le ajustaba
sangre fresca para su vaso
el zancudo ya pensaba.
Casi se va de espalda
de ver el líquido aquel
era una espuma blanda
blanca como la del anaquel.
Un grito se le escapaba
a la dama en cuestión
dadas las señas ocupaba
su clavada en el pezón.