A todos nos gustaba lo que aquel rapero nos cantaba
” viva la explosión y que suene el artefacto”
¿ era otro tuiter sobre aquel viejo dictador?
!Cielos!
todos nos reíamos con aquel inocente comentario.
Hasta que llegó la policía con pañuelos.
rapeaban muy afectados porque las ondas les salpicaban la conciencia.
la batería golpeaba entre los pasos, y el rapero cantaba con los ojos aún cerrados
” viva la explosión y que suene el artefacto”
La chica de Gran Hermano bailaba ajena a todo
con su camiseta de negra de luto que escupía desprecio contra la humanidad:
Adoro mi vida.
Nunca creímos que pudiera volver a pasar ni que fuera justo.
La tortura y arresto de aquellos raperos por un comentario contra aquel viejo dictador.
El juez los mandó con trapos en la boca al presidio para que no volvieran rapear, acompañados de los insultos y abucheos de la prensa a los raperos.
Entre cuatro negras paredes los chistes contra aquel viejo dictador se hicieron mucho más sombríos.
Las calles, las plazas, los conciertos se llenaron de delitos de odio, y detenidos.
Aquellos cochinos jueces nunca terminaban la matanza.
Entraban en los estadios, en los teatros, en los espectáculos, en los circos, siempre de negro y sombríos, pues en cualquier lugar quedaba aún alguien oculto que les ofendía. Con sus carnes tristes y flácidas exigían sumisión y silencio. Pasaban el dedo amenazador sobre los rostros sujetando la Cruz como si fuera una antorcha en la mano.
¿ quién quiere ser el siguiente mártir haciendo otro chiste de Carrero Blanco, el caudillo, el opus dei, o el ku, Klux, Klan?
No faltaban voluntarios al martirio.
“Cielos señorías,
no seré yo el que haga un chiste sobre el santo y viejo dictador,
que subió al cielo de un mal tropezón. mueran los raperos,
! todos al paredón!
Viva la explosión y que suene el artefacto,
una gran detonación que acabe con un colegio lleno de niños,
viva la explosión y que suene el artefacto,
que las bombas vendidas a los terroristas de Arabia Saudi nos hagan cantar:
viva el Rey y la venta de armas de destrucción masiva”
Angelillo de Uixó.