Siento el alma encadenada
y la siento como un perro
con una correa atada
aferrada a unos hierros.
Y sujeta de tu mano
que con un severo amor
la manejas sin temor
a lo que siente éste perro.
Y a veces me das tirones
que me asfixian en tus labios
si me lío yo a empujones
y que allí mueren despacio.
Siento la naturaleza
que habla de hombres y mujeres
que me ocupa la cabeza
con deberes y quehaceres.
Y siento frío y calor
y siento calor y frío
llenando un escalofrío
todo mi cuerpo de ardor
Siento la boca seca,
las manos temblorosas
y mi mente pesarosa
si tú conmigo no pecas.
Siento una necesidad
de estar continuo a tu lado
y saber que la verdad
es que ya soy tu esclavo.