Gozáos hermanos, pues el Señor
nos amó, se entregó a sí mismo en
sacrificio aún cuando éramos
pecadores.
Gozáos hermanos, pues su sangre
limpió, nos unió en un nuevo pacto,
para remisión de nuestros pecados.
Gozáos hermanos, pues por su gracia salvó,
todo aquello que se había perdido,
y nada que retenga se perderá otra vez.
Gozáos hermanos, en el gozo del Señor,
pues sus maravillas son grandes,
e infinito su amor.