Desenlace de la rosa.
Llegaste en un momento oscuro, solitario, fúnebre
como símbolo y cómplice de amor eterno y de un acompañamiento absoluto.
Fuiste confidente secreta del masoquismo siniestro
De los versos suicidas y de los traslucidos llantos nocturnos.
tú eras más que simple goma eva, Tú eras compañía,
Tú eras presencia, Cariño mío, tú eras amor.
Pero a veces exhalabas desesperación, angustia intermitente
Siluetas borrosas, y un diluvio de lágrimas crepusculares.
No fue tu culpa, fui yo quien sufrió una metamorfosis en sí mismo,
Fui yo quien vió en tí mis propias inconsistencias.
Impulsos violentos te despedazaron, arrancaron tus pétalos
Arrancaron tus colores, y arrancaron tu identidad.
Pagaste con sangre invisible el precio de aquel despechado fantasma imaginario
Que sigue invocando a tu nombre la sensación categórica del desconsuelo.