Navegando entre la bruma
voy sin rumbo ni timón,
no hay ni brújulas ni estrellas
en el mar de la Pasión.
Será tu aliento la brisa
que empuje mi embarcación,
serán tus ojos el faro
que guíe mi corazón.
Y si una fuerte tormenta
rompiese el buque en pedazos;
las suaves olas me arrastren
a naufragar en tus brazos.