Vancouver

Tu cuerpo en un segundo.

Fue tu piel, fue tu cuerpo en un segundo, solo bastó un segundo;
un instante para darnos cuenta lo incompleto que estamos, que siempre nos falta alguien...


Lo habíamos olvidado, pero no; maldito el humano está... de no poder autocompletarse,
maldito y borracho estoy, que busqué en otros labios lo que tu piel me brindó;
paradoja del ser humano, que aun habiendo millones, siempre volvamos al mismo deseo, al mismo lugar,
al mismo instante en el que creímos habernos encontrado; malditos de buscar en el presente lo perdido en el pasado;

Maldito entonces, borracho y sediento;
de esta sed que no se acaba, del vino en la copa que se termina,
maldita mi mente que sin querer pensó en tu boca y maldita mi boca que sin querer dijo tu nombre...
maldita mi alma entonces; desde aquel día en que tu piel rozó la mía..

Maldito el instante entonces, que fue tu cuerpo mío un segundo...