El final se estaba acercando y era a lo que le temíamos, sabíamos que estábamos postergado aquello que nuestros corazones sentían, porque el silencio era grande y monótono, sabíamos que la luna ya no nos prestaba su brillo y que las estrellas ya no aparecerían en nuestros cielos.
Sabíamos que aquello que sentíamos se estaba desbordando.
Aquella tarde de abril, pude sentir tu amor morir, cuando te busque en mis recuerdos y en ninguno encontré lo que quería encontrar.
Todo lo que sentíamos murió ahí, porque nos dimos cuenta que el final siempre estuvo pero nunca lo quisimos oír, encontramos un final hace rato pero nunca lo quisimos sentir.
Pude observar que cuando me iba encendías tu cigarrillo y mostrabas una mirada distante y fría, vos también decías que los finales eran algo inevitable en esta vida, pero nunca me lo demostraste, porque como yo, sabías, que el destino jugaba a disfrazarse en memorias de olvido, en memorias de despedidas.
Esa tarde de abril quedo marcada en un ayer, en un hoy, porque como te dije, el final siempre estuvo, pero fuimos víctimas de querer amar aunque hace rato el adiós nos estaba esperando.