Aquella señorita;
De caderas bonitas,
A la que me gusta decirle cositas,
A la que me gusta besar en la mañanitas.
Empiezo a recorrer tu dulce cinturita,
Hasta llegar a tu provocativa boquita.
Bese tu cuello, también tu ombliguito,
Toda la noche te hize cariñitos.
Esa cara y cuerpo de señorita,
Por ti Jesus resucita.
Mira, ¿por que tan solita?
¿Te ha abandonado aquella palomita?