Una calle cualquiera, la cita furtiva de corazones en agonía,
la sonrisa nerviosa en un camino sin final, miradas de fuego y voces de algarabía.
El dulce temblor de un beso ansiado, palabras mudas, escaleras de roca,
sábanas de mar rememorando el pasado en el que vivieron una noche de fantasía.
Pasión desbordada sobre tu tierna desnudez,
caricias sin afán, cuerpos que se amaron sin timidez.
Amantes que nacían en pleno día para amarse sin pudor
aun en la lejanía.
Era la gran heregía de corazones solos en compañía,
que la caprichosa vida los reunía y que nunca más los dejaría
que caminaran solos sin compartir su alegría.
Unidos los mantendría, el hilo rojo que los ataría,
hasta el fin de ese día en que la luz de la luna los alumbraría,
bajo ese mismo cielo en el que junto a ellos viviría, entonando la misma melodía.