En memoria de mi buen amigo Javier.
Abre la puerta y accede al local
de su interior sin hallar el alma.
Se mira en el espejo y grita
su reflejo, débil, el infierno
le susurra: \"No importa la vida\".
La pérdida inestable brilla.
Sangre contenida en un nudo
del estómago, de la cuerda.
Ausencia del recuerdo.
Arañazos al viento.
No encuentra consuelo el poeta
del suicida y su deseo.