El Pampa

EN EL DIA DE LA PRIMAVERA, PENSEMOS EN \\\\\\\"EL OTRO\\\\\\\"

Pensando sobre que escribir y que no se haya dicho sobre el día de la primavera, asociándolo al amor o sobre los estudiantes, en esa rara mezcla de imágenes y sensaciones que nos trae el pasado, me acordé como tantas otras veces de mi profesora de Literatura Nelly Albo.

Tantas cosas aprendí con ella sobre la vida, pero sobre todo aprendí el amor por las letras, el amor por lo desconocido.

Me asombré al descubrir un mundo mágico, ilimitado lleno de historias reales o imaginarias que me ayudaron a crecer.

Y me vino a la memoria un libro de análisis literario en esa época: Mi Planta de Naranja Lima. Una exquisita y casi incomprensible obra de José Mauro de Vasconcelos.

Recuerdo de ese libro una frase que coincidentemente mi madre repetía a diario, sobre todo en sus tiempos finales: “Debemos compartir nuestra pobreza con quienes son mas pobres que nosotros”.

También recuerdo otra frase, motivos ambas de lo que escribiré en este día en especial, que decía algo así como: “Los sueños hacen que olvidemos todo aquello que es triste”.

Por estos motivos simplemente quiero ser hoy ser ese anónimo en tu vida que logra robarte una sonrisa.

Quizá sea el que ha hecho el pan que acompaña tu desayuno.

El que ha cosechado los granos de café, o ha cultivado la yerba mate en el norte.

Quizá sea ese locutor de radio que intenta robarte una sonrisa desde temprano, o el que grita desde la calle las ventas tempranas.

Puedo ser quien descarga la mercadería cada mañana frente a tu ventana robándote un rato de sueño.

O el que te envía el mensaje deseándote un buen día, que te roba una sonrisa cómplice.

Podría ser el que te recuerda las tareas de hoy que no sabes si llegarás a cumplir.

Ese que te alcanza el primer mate, que abre los postigos de tu ventana para que recibas al sol.

Soy el que roba una flor para ponerla en tu almohada.

El que al abrirte la puerta del ascensor te saluda con cara de complicidad porque has salido tan apurada que has corrido tu rimel o tu pintura de labios.

Soy el que te abre la puerta y cuelga de tus labios un simple “buen día”.

Y de pronto me convierto en el conductor del transporte que trata que llegues a tiempo y tu viaje sea ameno.

Soy ese maestro preocupado porque no has estudiado, porque tu verdadera libertad depende de ello.

También podrías descubrirme en ese anciano que cansado de soledades espera una parte de tu tiempo al acercarte para ayudarlo a cruzar la calle.

O en ese mendigo que a cambio de una moneda, te regala malabares imperfectos en alguna esquina junto a la bendición de Dios con su mejor sonrisa.

Pero también soy ese perro callejero que por una mirada tuya o por una caricia pasajera, te sigue hasta la próxima parada. O hasta el fin de tu vida.

Si.

Soy cualquiera de esos que desinteresadamente te da todo, pero que también espera por vos.

Ese que sin siquiera conocernos, comparte un instante de tu vida.

Soy y sos ese otro.

Tan imprevisible pero tan importante como vos mismo.

Por eso, en este día donde todo reverdece, deseo que sea un buen día para todos.

Que este día nos sorprenda como puede sorprendernos “el otro”.

Miremos alrededor. Solo un instante.

Miremos a los ojos de quien esta cerca nuestro. Y veremos ventanas abiertas a la vida.

No estamos solos. Hay millones de “otros” enamorados de la vida.

En este barro que nos rodea día a día, miremos hacia el horizonte.

Porque en definitiva, estamos como queremos estar. 

Los sueños o las pesadillas tienen la dimensión exacta que les queremos dar.