Tu voz tiene el dulce arrullo,
que a todo mi ser transporta,
por los floridos caminos,
que hacen felices mis horas,
llenándolas de alegría,
cuando tu palabra aflora,
es como un faro que guía,
y su luz, la duda borra,
llevándome hacia las cumbres,
donde no existen las sombras,
siento la seguridad,
cuando tus palabras brotan,
que son el sabio consejo,
que se convierte en un dogma.
Si llega la soledad,
y con desazón me agobia,
siento el temor a perderte;
lo negativo me colma,
fácil domina mi mente,
y a mi corazón controla,
confunde mis pensamientos,
llenándolos de congoja,
lo que causa un gris sentir,
y a todo en mi ser desploma.
Pienso es injusta la vida,
tiene sendas caprichosas,
que, por esos avatares,
la felicidad disloca,
y nos deja padeciendo,
cuando la sorpresa explota.
Sin embargo, todo cambia,
lo pensado se transforma,
con solo escuchar tu voz,
tienes el perfecto idioma,
que llega a mi corazón,
con tu forma cariñosa,
que convierte con ternura,
la cotidiana discordia,
y fácilmente la lleva
a contundente victoria,
surgiendo el bello trinar,
de ruiseñores que entonan,
las célicas melodías,
que son verdaderas joyas,
maravillosos cantares,
¡Del amor, tiernas rapsodias!