Patricia Aznar Laffont

AUSENCIA SIN OLVIDO

Enredadas telarañas,

manos negras con falanges ya tétricas

de muerte sin causa,

acarician el recuerdo difuso

del azul claro de tus ojos

borrados ya,

en los entresueños de mi almohada.

 

Ya nada queda.

 

Yo quisiera morir como tú has muerto

sin relámpagos de gloria,

sin la luz de tu memoria.

sin la explicación de tus besos,

muérdagos 

sin ternura y sin amor.

 

Sólo el alba me entiende

abrazándome

con luces brillantes que ofuscan 

las flores cerradas

en capullos pálidos y resecos

enterrados y deshechos

de tu perverso y falso amor.

 

Este frío de huesos

es tan grande,

que aún el esplendor

de esta incipiente primavera

no perdona

sólo amaga,

sólo esquiva.

 

Primavera sin colores que remedan 

hasta este mismo aire

poco respirable y denso,

que impuro dejaste,

en el vendaje siniestro,

de aquellas, tus pupilas

que destilaban otrora,

ardiente fuego.

 

Siento frío, gélido y helado, frío:

sinónimo sin rítmo ni compás, de Olvido,

que bulle

en el oleaje balbuceante 

de palabras y promesas destruidas

en  esta marea borrascosa

de las dudas miserables y la memoria vieja

de mi inexplicable existencia...

 

(de la memoria vieja

de tu  ausencia sin olvido).