Se decía que ella caminaba por los senderos de su mente, y navegaba por los poros de su piel con una maleta de estrellas y un alma de papel.
Ni el vino mas dulce podía mejorar la cosecha de su amor, porque el amor fermentaba su vida dando fruto a sus mejores sentimientos.
Ambos construían sueños del futuro sin olvidar la historia de su pasado, donde la filosofía de su amor, era dar lo mejor en etapa del enamoramiento y ser constante fuera de ella.
La calidad de sus latidos dependían del amor que circulaba por sus venas donde el corazón siempre fue el juez, y el amor de ambos su mejor veredicto.
El amor no tiene otra razón que otorgar felicidad a quien sabe amar.
Aquellos que saben del amor bien saben que no viene envuelto en un lazo, pero aun así de recibirlo...
Es el mejor regalo.
Jordi Etresi