El agua cristalina de tu espíritu,
me reconforta ante la maldad,
tus silencios y súplicas de escucha,
y empatía me relajan la competividad.
Tu saber estar hermano, y sacerdote jesuita,
lo echo de menos cuando los problemas arrecian,
el lago cristalino de tu paz es digno de envidia,
para ti y toda tu corriente todos somos pecadores y por ello dignos de lastima.
Eres digno representante de los jesuitas,
Que con resignación escuchais y respetáis algunas corrientes absolutistas de la iglesia,
admiro tu empatía y asertividad,
muchísimas veces solo querría ser un pececillo en tu lago.😉