Jose Luis Posa Lozano

LAS CLOACAS DEL HASTÍO

Llega un momento en que el agotamiento nos ahoga,
el cuerpo no responde, la mente se embota
y el corazón se desboca buscando escapatoria.
No es un cansancio físico ni tan siquiera psíquico,
es un cansancio vital
que te arrastra por los meandros de la vida
hacia un delta desconocido
que te espera con las fauces abiertas.

Y pides ayuda pero nadie te escucha,
algún paseante por la ribera te saluda creyendo que bromeas,
pero la corriente te arrastra
y no encuentras nada a lo que asirte.

Cuando quieres dormir no consigues cerrar los ojos
y por el día, no consigues abrirlos,
tu mente es un campo de batalla
en el que tu eres el rehén y gladiador.

Mientras escribo este poema,
la pantalla del ordenador 
me devuelve una imagen en blanco y negro,
una sombra en la que creo reconocerme
pero que me es extraña

Y busco tus manos pero no hay otras manos
que las que esperan al final de mis brazos,
abro el burladero de la nevera
y me escondo tras unas botellas de cerveza
a la espera de una mirada tierna,
un abrazo profundo o unos besos salvadores,
pero el tiempo se arrastra
y me arrastra con él 
hacia las cloacas del hastío.