Hablar y estar callado,
lloverte a pleno sol y al mismo tiempo
ver en la casa ajena cómo ocurre un naufragio
en apenas segundos
y tú
recién nombrando corceles y apotemas:
todo es banalidad, todo procede y acaba en el desguace.
Llevas contigo al hombre que no has sido
y ofreces su orfandad
como si un huérfano
fuera dueño de todas sus antífonas y escribiera en los mapas
promesas incumplidas,
llevas contigo lunas que no han pisado el norte
y un corazón con pies
y es que pretendes
enmascarar el frío y te dan miedo
los relatos de halloween y las sombras que dejan
los farolillos chinos.
¿No te has puesto a pensar qué va ocurrir cuando te encuentres
cara a cara contigo?