Laura Arrazola Angulo

Radiador

Cálido, siempre caliente.
Es el primer recuerdo que tengo de ti.
Con esa mirada valiente
Y tu eterna sonrisa infantil.

En cada caricia, tu piel siempre ardía,
Tu contacto resultaba embriagador.
Amaba ese contraste con mi piel fría.
Siempre fuiste cálido como un radiador.

Me perdía en tus ojos brillantes,
Diciendo siempre mucho con tan poco.
Presentes de tus ideas destellantes
Revelando incluso tu lado loco.

Tus palabras siempre eran elocuentes.
A veces en un dulce tono provocador.
Nuestras madrugadas hablando eran frecuentes.
Siempre fuiste cálido como un radiador.

Tu voz era hipnotizante, llena de pasión.
Me diste discursos sobre vida y muerte,
Me dedicaste poemas de admiración.
Me sentía la señorita con más suerte.

Es imposible olvidar tu personalidad, siempre cálida.
En ocasiones encontraba rasgos de dulzor.
Contigo cualquier excusa de celebración era válida.
Siempre fuiste cálido como un radiador.

Incluso tu presencia,
Siempre en la esquina de mi habitación.
Después todo es ausencia.
Ausencia de tu sonrisa e incluso tu calor.