Lady Necro

CacerĂ­a de brujas.




Solo soy fuego.

Floto incansable
como pavesa ondeante
sobre hombres y mujeres;
inconscientes…
Discípulos del odio,
discrepantes de la verdad.
                    

Se posa el dolor impío
fundiéndome en el coraje
de este tiempo cansado
¡después de tantos sentidos y pesados años!

 

 El clamor se abalanza y es hosco bravío:
¡Bruja!
¡Bruja!
¡Quemen a otra puta bruja!

Proclaman el infierno en mi carne,
según maldita, según corrompida;
por no acallar la palabra empapada de sangre,
sin clero, ni yugo, ni dueño.

Proclaman el filo helado bajo la calma de mis hermanas,
el miedo atroz, flores raptadas;
la teta perfecta al servicio del vil instinto canino,
el silencio amarrado, la ternura marchita….

Proclaman que muera la inquietud de nuestra llama,
la luz, la osadía entonada…

Quieren obligar al plácido y crudo acatamiento
sin protesta, ni voz, ni llanto;
la obediencia de la encantadora musa encadenada.

Hoy muero yo, hermana, camarada,
Y cuelgo en ti la resolución
de expeler el musgo contaminado de nuestras entrañas,
caminar erguida frente a la vista juiciosa, bruta,
entonar el grito recluido de las féminas atentadas
e interponerse ante la opresión de su necia llama.


¡Fuego hermanas!
¡Fuego!
¡La precisa e inagotable ceniza
impregnada de esperanza!