Bebe el caro brebaje que ameniza las heridas
en mi copa de oro, en mi áurica copa;
acércala a tus labios de rosas encendidas
mientras fuera Caumantes dirige su gran tropa.
Tocóla con sus manos el mágico rey Midas;
vertieron su ambrosía Ganimedes y Europa.
Si dudas de mis versos fatales, parricidas,
pregúntale a Caumantes que allá fuera galopa.
En mi copa de oro volcaron ninfas gratas,
para tus finos labios de rosas y escarlatas,
un medio de Alegría y un medio de Pasión.
(\"¡No os atreváis, orfebres, a imitarle sus talles,
ni vosotros sus orlas, barrocos de Versalles!\";
tal dije a los bohemios de Arcadia y Alencon.)