Carlos Enrique
Viajo entre nubes de cartón,
en un vuelo de esmeraldas,
como si la vieja compasión
sirviera galletas de guirnaldas...
Mi destino conduce a lo incierto,
el ticket es solamente de ida,
el futuro no tiene ningún regreso
mi pasado es el punto de partida...
Mi butaca, un presente muy espeso,
una aeromoza vestida de ocre rutina,
me demuestra su divertido desprecio
por las cicatrices que hay en mi retina...
El piloto, mezcla de indio y vaquero,
una aeronave sin ningún instrumento,
sabrá este sujeto cuál es mi paradero,
quizás dependeré de su pensamiento...
Me veo escribiendo en un exilio,
mis letras viviendo en un proceso,
esperando le lleguen algún auxilio
que las dejen respirando un receso...
Aterrizo en medio de la mediocridad,
presiento que esto no será mi verdad,
mi dama de compañía la fatalidad
nuestros críos son maldad y crueldad...
Cierro mis ojos para poder despertar
y ver como termina este experimento,
no me acomoda esta forma de versar,
probablemente este sea mi infierno...
He creído hacerme un poeta distinto,
al borde de la rígida métrica y rima,
muchas veces versando por instinto
y en otras dependiendo del clima...
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