Ya no me extrañas…
Dejé de ser el relleno de tu hueco corazón,
las mariposas ya no revolotean por tu cuerpo
y mis palabras se perdieron por allí.
Por tu nombre, se hacen poemas tan cortos
que ya no llegan a inspirar a nadie.
Por tu adiós, se entristecen todas las promesas,
los ayeres y las miles de estrellas que contamos.
Tu ausencia se contrae a la par de mis labios
(hacia el sur), en sentido contrario de los tuyos,
nombrándola a escondidas de mis cansados oídos.
Mis ojos denotan cada desvelo que te he dedicado,
Ya no son tu refugio y migraron en mi contra.
Exacerbantes y abandonados.
Solo la noche es testigo de susurros imperceptibles,
de aquellos que se pierden entre lágrimas
y eclosionan para no volver. Terapéuticos.
Pero todavía duele... y demasiado...
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Autor: Lluvia Briseida Espinoza Morales