El tiempo en su bregar no se detiene,
a veces por instantes atropella,
se suman tantas cargas, tantas penas
con trazas de nostalgias y desdenes.
La historia se acumula indiferente
absurda entre las sombras sin sosiego,
arrastra en su pesar nuestros silencios,
las dudas, las quimeras, las heridas
y el llanto reprimido entre desvelos.
Turbado pasa el tiempo, se amotinan
promesas ignoradas, sacrificios,
mil sueños matizados entre idilios
que aún vibran de emociones contenidas.
Quizás sea la historia repetida
quien teja en el azar el sortilegio,
la estela del capricho, del despecho
impetran un abismo que lastima.
Es cierto, en el andar siempre amanece
y el curso del hacer sigue su ruta,
se enfrenta a desafíos, a rupturas
en cumbres peligrosas y pendientes.
Atina la estocada que remueve
el odio que se esconde en la venganza,
congenian rosicleres de esperanzas
y el tiempo en su bregar no se detiene.
Aimée Granado Oreña ©
Gota de Rocío Azul