Ahora que las guitarras rasguñan con su sonido las nubes y las venas gotean vida,
Ahora que los rayos solares no destiemplan los dientes, ni el frio arde como marte,
Me encuentro inmóvil…
Justamente en la mitad de la aniquilación de los carros a las cebras y de los andenes llenos de sueños, donde los de a pie se arrastran.
Evidentemente ahí,
En ese lugar en el que el azul del cielo y el rojo de las mejillas y los semáforos, no son la excusa indicada para salir de esta estrecha esquina.
Las olas que generan las cabezas que se sacuden, que revolotean el polvo de los días con sus cabellos y las montañas oscuras producidas por la estampida de los animales de cuatro llantas, compactan el espacio, hasta asfixiarlo.
Floreciendo el recurso, de volar, volar por encima de estos volúmenes grises con millones de estrellitas de colores en sus fachadas, volar por medio de los vientos de tus suspiros ausentes.
Hperafan