Se recibieron instrucción
juntos, de música y prosa
sin esconder su gran affección,
su mirada siempre amorosa.
Sufrieron juntos su destino,
él por pecado traidor del padre,
por culpa de un rey libertino,
pagó ella la falta de madre.
¡Viva la Reina! Muerta María,
Isabel un reino a gobernar,
Roberto al lado se veía
ser su consorte la meta lograr.
Corazón o deber; escogió,
ganó deber, un sacrificio.