Se decía que sonreía entre multitudes con muchos trajes y virtudes, dando a su publico un sorbo de alegría y plenitudes, dentro de su disfraz y maquillaje guardaba para si todas sus inquietudes.
Su gran nariz roja, su peluca multicolores, y sus zapatos de grandes dimensiones, hacia reír entre bastidores a montones de niños, todos ellos eran los mejores.
Siempre ocurría al finalizar el show, el descanso y sueño del clow, quizás antes una copa o una canción, eso lo llenaba de recuerdos de pura devoción.
En su carromato bajo la luz de la luna su corazón latía mas solo que la una, recordando aquella mujer de ojos castaños amarrada a su cintura.
Que bella mujer cubana nacida en la Habana con sonrisa bella y marciana, de habla regional tan hispana, que casualidad conocerla y se llame Ana.
Mujer de profesión astronauta de las estrellas, su amor vagaba por mil planetas, como no, en misiones ultrasecretas, que bello sueño volar con ella en infinitos cometas, dejando el mundo y haciendo las maletas.
Llegó el día soñado habiendo despegado, el hombre bala su cañón le ha prestado, pronto pronto el reencuentro con su amada será consumado.
Dicen que quizás fue un sueño, quizás un apaño, pero juntos por muchos años, que bella vida de antaño... colorín colorado este cuento a ella.... el clown ha añorado.
Jordi Etresi
Cuando crecemos no nos volvemos adultos, nos adulteramos
Tortell Poltrona