Yo, poeta y estudiante de Cupido,
te imploro y te confío
que el Amor es mi único destino.
Confieso que la alta marea me enloquece
porque soy pirata del Olvido.
Disfruto sus gemidos y anochece
cuando suspiro sus respiros.
Porque esclavo soy del Deseo
porque aún inútil me ha querido.
Mi Amor, ¡deje que mis penas se ahoguen
entre sus pies descalzos y latidos!