Bailando entre dos suspiros,
vive oculto el corazón.
Bella danza acompasada,
con piruetas de ilusión.
Cada paso es un latido,
que da vida a la canción.
La canción que da la vida,
a quienes bailan su son.
Vuelven los ecos perdidos,
en los confines de tiempo.
Repitiendo melodías,
que evocan viejos recuerdos.
Machaconas sensaciones,
llenas de melancolía.
Continuas palpitaciones,
que alertan de ser vividas.
La sombra de la sospecha,
sobrevuela por encima.
Arrinconando al valor,
que celoso se retira.
Sobrecogido se aleja,
herido en su pundonor.
Y un velo de fina seda,
le oculta en el corazón.
Tiempos de viejas leyendas.
De conjuros y hechiceros.
De brujas y ocultos genios.
Que cruzando a la otra orilla,
van descubriendo secretos.
Repetidas letanías,
que las mentes van preñando,
de vacíos pensamientos.
De parte a parte lo parte.
Por la mitad lo divide.
Y las mitades deciden,
si al final vuelven a unirse.
Unos rozando la sombra.
Otros sin luz transitando.
En el centro otros dudando,
pues se bifurca la senda.
El necio camina airoso,
sin pensar que está pisando.
Medrar solo su objetivo.
Y jamás le importará,
lo que deje en el camino.
Mientras sigue ejecutando,
sus proyectos sibilinos.
A los demás despreciando.
Volátiles las palabras,
que en aire se difuminan.
Cuando a la ligera salen,
de bocas de embustes llenas.
Con lisonjas y prebendas,
se facturan las mentiras.
Mientras la mente se ensucia,
lentamente, cada día.
Van danzando los latidos,
de los corazones puros.
Saltando de nido en nido,
para buscar los oídos,
que comprendan sus principios.
Mientras el necio enmudece,
en su lujoso reducto.
La necedad por oficio.
Baila el sueño enamorado,
que en realidad, es un principio.
A.L.
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