En el torbellino de aguas cristalinas
Donde las gaviotas traviesas jugaban
En las diáfanas y alegres gotas
Supe que estabas allí.
En el canto de blancos ánades
Donde la melodía se refresca
En la ternura de su dulce canto
Supe que estabas allí.
En mis inquietos sueños de amor
Adornado por aromas exóticos
Lleno de brillantes e ignotos colores
Siempre estás tú.
En la noche triste y silenciosa
Asido a una blanca nube
En medio de níveas flores
Entendí que tú estabas allí.
Al escuchar saxofones y violines
Hilvanando bellas melodías
Emocionado hasta las lágrimas
Supe que estabas allí.
Quizás nunca pueda embriagarme
Con la ternura de tu mirada
Quizás siempre viva con el alma perdida
Pero siempre supe que estabas allí.
Lima 27 de septiembre del 2018