Qué sería de mí, si mañana, vacilante, lleno de duda me encontrara
Y si un día mi amanecer no vistiera de luz
Y si al clarear la mañana me descubriera como isla abandonada en medio de la mar
Y si los Dioses del destino me ocultasen de su fulgurante esplendor
Dónde estará mi coraje, donde en su pretérito arrojo se agotaron mis fuerzas
Y si acaso me convirtiera en piedra, hundida en territorios de olvido
Y si acaso me erigiera como titánico volcán, rugiendo en valles de la nada
Regreso a ti esperanza, como tierno territorio de riachuelos y lagos
Heme aquí promesa, floresta colosal de sutiles orquídeas lujuriosas
Llegas a mi confianza, como susurro policromo de aves y cigarras
Rumbos nuevos se descubren entre calimas y maizales
Brisas, vientos y ciclones impelen mi proa hasta mundos remotos
Me alejo de ti duda, de tus inciertos augurios
Levo mis anclas de tus mares tenebrosos y latitudes inesperadas
Oteó el horizonte para contemplar la huella de hombres libres
Plácido me deleito del libérrimo canto del jilguero
Y en la extraña isla nueva de la fe y la espera
Abrazare por siempre a los hombres puros, benevolentes de alma buena