En el regazo de tu pecho, cual valle virginal de aguas púdicas
Mis labios sedientos proclaman tus versos cual pétalos tersos
Entreabrir quisiera tu húmedo seno, hasta deslizarme en tu abismo de tierra y grama
Insignificante criatura me siento ahora, indefenso ante tu piel de lluvia y fuego
Lluvia añora mi corazón en este instante, y descansar en tu matriz de nube y cielo
Viajero seré quizá mañana, entre tus campos húmedos de ríos blancos
Herido de amor en tu sangrienta boca, anudaré el latido de mi pasión y extravió
Y entre las heridas que me deja el tiempo, gemiré al viento ante tu ardor y anhelo
Corazón mío, corazón herido, rimara a la lluvia por tu deleitoso pecho
Y en la noche fresca de casual olvido, aceptaré tu adiós, quedaré rendido