\"Qué tal si nuestras palabras se oyeran tan limpias y nobles como el cantar de una guitarra en un patio sevillano.
Y si nuestra única tarea ocupara el espacio y el tiempo cuando decimos \"te quiero\".
Dejemos que el más caótico desorden rompa en mil pedazos nuestro apego a la cordura.
Y emprendamos el viaje a prestar atención a la magia de lo más esencial de la vida.
A estar presentes en el lugar correspondiente, a la hora precisa... preciosa.
Sintiendo la curiosidad, en el cuerpo que soporta todo el peso del universo.\"
(miguel puigcorbé)