Tu piel desnuda, era tan blanca y nívea.
casi transparente...
Tus ojos el cielo de una noche de octubre...
Pero has dejado imperturbable,
un níquel de plata atrapado en mi Memoria..
Opaca y zumbante,
repite ecos de aquella ya vieja vida,
que debiera ser ya Olvido Apagado.
Soy una nave antigua, sin timón ni brújula amiga.
Sólo despojos solares en esta noche que se inaugura,
colmada de dudas,
perpleja,
anhelante.
Noche abominable...
Noche sin noche.
Noche sin estrellas que brillan,
en este rincón
del Fin del Mundo.
Creo que el soñado Sol,
es como el Planeta subyugante
que tiene como amuleto la Cruz del Sur,
que guía al navegante de Sueños.
Eres sangre que vuela
y un animal que lame heridas,
con la mirada de sus ojos astrales
que habita aquella isla asediada,
de mis quehaceres diarios en la espesura de este Vacío
y mi Eterno Luto del Alma,
que reza,
sin Resignación.