Cuatro dedos de abertura
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En esta habitación, de blanca pena
hay cuatro dedos justos de frescura,
tan solo cuatro dedos de abertura
me deja una ventana que enajena
.
No puedo abrirla más y eso me apena,
pues es poca la brisa que entra y dura,
por más que intente abrir dicha estructura
no logro capturar la luna llena
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Y así tengo mis ojos noche a día
mirando a una ventana que me ignora
sentado en una silla que no es mía
.
En esta habitación que gime y llora
no tengo nada más que luz sombría
y un reloj que se niega a dar la hora.