Desde esta mañana
me había propuesto
por hoy no escribirte
la frase “te quiero”,
ni palabra alguna;
estar en silencio.
Le dije a un amigo
muy siempre dispuesto:
“Haceme un favor, no
me dejes hacerlo.
Atame las manos,
enfriame el cerebro,
si acaso insistiera,
golpeame en los dedos”
Y agregué soberbio,
seguro, altanero:
“que hoy sienta mi ausencia,
le falte mi afecto,
así no sirvieran
ni teclas ni dedos,
que aprenda a extrañarme
y me escriba primero”.
El plan en teoría
era casi perfecto;
recibí unos golpes
pero iba cumpliendo.
Hasta que la noche
pintó lo que cuento:
Móvil en la mano,
mi corazón terco,
vos que me ignorabas
y pasaba el tiempo...
mi amigo rendido
ya muerto de sueño,
no pudo evitar que
te escriba “Tw quiwr0”.
Edu Fantini