Despertares de témpanos abstraídos
pueblan de un frío banal estas pálidas murallas
domesticadas aureolas se armonizan como faros
y me conducen, sin emblemas, a tu percepción liberada.
En tu tibieza insoslayable capitulan mis dones
mis logros imperfectos claudican ante tu dócil mirada
y apagas uno a uno los soles innecesarios,
se potencian las lunas en la intuición de tu ser.
Los mitos, las leyendas, se acomodan en tus rincones
mi armadura es una caja oxidada que decae
tus manos me rescatan de los complejos vaivenes
y me adormezco en tus playas, absuelto del desamor.