¿A dónde fue la tristeza bañada de soledad?
¿Dónde está el dolor impregnado en letras?
¿A dónde fueron las palabras que tocaban la profundidad del ser?
¿Dónde estará eso que arrancaba más suspiros que sonrisas?
Se me perdió la valsa de pasiones con rumbo a lo más alto
del éxtasis.
Y por lo visto no volverá.
Todo lo consumió el imponente sol del oriente,
el tiempo con paso agobiante,
y también a mí, dejándome si aliento.
Intento buscar
entre las espinas de las rosas,
o mientras sumerjo mis pies en el agua del rio,
tal vez en los campos floridos con corderos,
en los valles sombríos junto a los lobos.
Quizás en el atardecer con tonos abigarrados.
Pero solo encuentro letras secas debilitadas.
No sé si buscar en la sonata Kreutzer o si
esperar al Invierno de Vivaldi para sentir de nuevo.
Mientras la melancolía se va
despertando en el escudo verde que guarda la
magia del ouro preto.
En medio de mi delirio nocturno algo sutil vuelve,
un verso cuando lo comienzo
pero llega una sombra disfrazada y lo convierte en Fado.
Perdí el poder de las palabras,
así como Silvio perdió su unicornio.
Ya no son inmortalizadas,
ni se repiten sin cesar en mentes ajenas,
ya no hay placer exquisito...
todo se ha perdido.