¡Ah me has besado! Es mi alma
un panal. Tus labios,
que distancias y sombras recorrieron,
hoy en mí se refugiaron.
Fue tu beso un cisne en el silencio
de mi agua. Sentí crecer
de improviso la mañana en la noche
de mis ansias.
El universo fugaz de tu boca
ancló su abismo indescifrable,
ni se quien fui entre tus brazos,
ni supe del futuro que aguardaba.
Solo sé que emergió mi dicha,
descontrolada. Huyó el invierno
dolorido. Ahora feliz retorno
con la luz de tu hermosura.
Hombre pleno soy, brasa nueva,
impensada.
El afán de su beso crepitó como hoguera
entre la nada dulce del instante.
Mente y alma, confundidas,
huyeron de mi, por su gracia.