Tu cielo azul, esponjoso, ancho,
alto y sediento.
Tus hermosas llanuras llenas
de soledades, de verdolagas,
de tunas, cardones y cujíes.
Esperando que el viento
mueva las espigas de los arrozales
y los espantapåjaros ahuyenten los quiriquiros.
Quisiro estås triste y olvidado:
Hay noches en tus ojos.
Relampaguea y truena; truena y relampaguea.
Sal adelante. Creo en tu gente.
Mi hermano Aquino te amaba, Quisiro;
pero ya su voz dejó de escucharse;
otros traerån platos de oro.
Windsor, Inglaterra, 2 de septiembre del 2016.
Autor: Tibaldo Borjas Guarucano, Maracaibo-Venezuela.