Dijiste que te dejara ver
el mundo con mis ojos,
para sentir llegar la vida
con toda su alegría en cada día.
Dijiste que te enseñara
a ocultar lo que pensabas
y te dejara entrar en mi corazón,
para intentar dormir con sus latidos
arrullada por los sueños de tu fantasía.
Dijiste que comprendiera
y entendiera tus silencios,
para que en ellos
encontrara tus palabras
y tu amor.
Dijiste que te enseñara a mentir,
como yo mentía,
para mirar mis ojos
y decirme que me amabas.
Dijiste tantas cosas…
¡Que yo te abandoné, con mi silencio,
marchando hacia la nada!
Rafael Sánchez Ortega ©
13/09/18