Sostenme en el delirio cavilante
pregonaré el desenfado aferrado a tu mano necesaria
evitaré estos senderos desgastados
intimando al aire, a las agujas, al frágil norte.
Abrazame en el descanso, en el rellano de los trigales truncos;
tus frases aleatorias perfeccionan los alterados bosques
la brusquedad de la tierra, las tarimas vencidas;
No dudarán tus manos en arropar los silencios evidentes
te confundirás en mis pasos, evitándome el desatino.